Las cuevas submarinas engloban aquellas cavidades que se encuentran inundadas de agua marina de forma permanente y una de sus características más sorprendentes es la gran variedad de formas de vida que se pueden encontrar en ellas. 
Los animales más conocidos son las langostas, pequeñas gambas y peces con ojos grandes y de movimientos lentos que huyen de la luz de nuestras linternas, pero la majestuosidad de las esponjas, anémonas y corales representan la expresión de biodiversidad más importante de estos ambientes. 
Según nos adentramos dentro de ellas se observan cambios de colores, formas y texturas de los organismos que tapizan las paredes y el techo de las cuevas. 
Desde la entrada hasta el final de la cavidad se observa un gradiente en el cual cada vez adquiere menos importancia la luz ambiental en beneficio de la oscuridad, encontrándose adaptados a este tipo de vida multitud de organismos. 
Sin embargo, existen otros factores además de la luminosidad que influyen en la presencia de unas comunidades biológicas diferentes en el interior de las cuevas marinas, como son la temperatura, filtraciones de agua dulce o ausencia de corrientes, entre otras. 
Las esponjas, anémonas, briozoos y corales dominan la mayor parte de la fauna presente en las cuevas submarinas porque las características de las cuevas permite el asentamiento y colonización de este tipo de animales en el techo y las paredes. 
Variadas de estas especies se han especializado a vivir en estos ambientes y, por tanto, a lo largo del proceso de evolución se han convertido en endemismos con un área de distribución restringida a estas cavidades submarinas. 
Muchas de ellas con impresionantes colores que ofrecen un espectáculo único a la luz del foco, con tonos amarillentos, anaranjados, rojos, blancos, etc. 
Pero en los últimos años se ha encontrado un auténtico filón de oro con el estudio de los organismos diminutos que habitan en el interior de las esponjas, anémonas y corales de las cuevas submarinas. 
Se trata de pequeñas gambas, gusanos, moluscos e incluso peces, que se han adaptado a vivir en estas condiciones tan especiales. 
Estos animales aprovechan para alimentarse del organismo sobre el que viven, y en muchas ocasiones adquieren su misma coloración y, por esta razón, pasan desapercibidos en la mayoría de las ocasiones para los buceadores. 
También se han descubierto nuevas especies en los sedimentos que se encuentran en el suelo de las cuevas e incluso nadando en la columna de agua.