La producción agrícola en las zonas áridas y semiáridas del país está ligada a la intensidad y frecuencia de las lluvias en las estaciones del año, por eso, los residentes de estos lugares llevan a cabo las labores agrícolas de manera rudimentaria y para su manutención.
Por lo general en estas áreas se cultiva con preferencia maíz, algodón, frijol de varias especies, maíz millo, ahuyama, patilla, melón, pepinos, yuca y batata, cocos, caña, guineas o bananos y otras frutas tropicales.
Sobre el cultivo de maíz, Angela María Vargas Berdugo, investigadora master del Centro de Investigación Nataima, de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, dice que tiene un amplio rango de adaptación a diferentes pisos térmicos.
Tanto así, que se puede producir en laderas y hasta planicies en lugares donde no hay agua disponible y están alejados de los distritos de riego, por tanto, es un cultivo que siempre ha representado una alternativa para siembra en diferentes condiciones.
Por esta razón se convierte en una alternativa rotacional como concentrado para alimentar aves y para consumo humano, así como para forraje.
Otras de las plantaciones que se adapta a este tipo de climas es el algodón, el cual tuvo una destacada producción hace unos 15 años cerca del Desierto de la Tatacoa en el Huila.
Igualmente se produce en estas tierras algunos tubérculos como la batata, que es un alimento funcional por su alto contenido de fibra dietética, minerales, vitaminas y compuestos antioxidantes.
Entre las especies que se producen para tratamientos terapéuticos en este tipo de suelos está el cultivo de cannabis medicinal.