Algunas aves rapaces nocturnas pueden criar en las cuevas.
Los animales cavernícolas, o trogloditas, son aquellos que viven en el interior de las cuevas o grutas.
Las cuevas acostumbran a ser el refugio de los murciélagos, donde pasan el día y se reproducen.
Aunque normalmente son invertebrados, podemos encontrar en Europa un anfibio que pasa toda su vida en las cuevas, llamado proteo.
Este anfibio es un urodelo, por lo que está emparentado con las salamandras y los tritones.
En América Latina, extensión del planeta mayormente de clima tropical, la fauna cavernícola es mucho más importante que en las zonas de clima templado y pueden verse numerosos ejemplos de anfibios, reptiles y de peces.
Existe una especie de anfibio, que es la rana más grande del Brasil, que vive en las cuevas, la llamada Leptodactylus vastus.
El carácido Astyanax jordani vive en la cuenca del río Pánuco, en México, y se le encuentra en los estanques y cursos de agua subterráneos.
En España, también encontramos animales que viven en las cuevas o las utilizan para refugiarse o criar, como sería el caso del oso pardo, de la comadreja y otros mustélidos, del zorro, así como ciertas aves de presa nocturnas, como el búho real.
La ciencia que estudia a los animales cavernícolas es la bioespeleología, que es una rama o especialidad de la biología.
Hay animales que tienen la facultad de poder vivir tanto dentro como fuera de las cavernas, son los llamados animales troglófilos. Los escorpiones son un ejemplo de animales troglófilos.
Los animales troglóxenos, también viven en las grutas, pero en cambio, deben salir en algo momento de su ciclo al medio exterior.