El modelo turístico de las Islas Canarias ha sido sinónimo de éxito económico durante décadas, gracias al atractivo de su sol, playas y clima privilegiado, que han convertido al archipiélago en uno de los destinos más visitados de Europa. Sin embargo, este turismo intensivo ha generado efectos colaterales que incluyen la dependencia económica del sector, la concentración de visitantes en determinadas zonas y épocas del año, la sobreexplotación de recursos naturales y la degradación ambiental. La respuesta a este desafío es clara: no podemos continuar creciendo sin medida, y los datos lo confirman, por lo que es urgente repensar el modelo turístico. El cambio de modelo turístico ya no es una opción ideológica, sino una necesidad operativa, y la emergencia climática refuerza la urgencia de reconectar el desarrollo económico con la protección del planeta. Hoy, cada vez más viajeros buscan algo más que un lugar bonito para descansar, buscan sentido, autenticidad, propósito, y el turismo ya no puede limitarse a ser una industria de servicios, debe convertirse en una herramienta de transformación. En este contexto, nace Canary Green, un proyecto que busca transformar el turismo en las islas desde un enfoque regenerativo, inclusivo y tecnológicamente avanzado, y cuya misión es generar un impacto positivo real en el territorio. El turismo sostenible en Canarias no puede basarse únicamente en neutralizar el daño, la clave está en ir más allá: restaurar lo que ha sido dañado, redistribuir los beneficios, regenerar lo que aún tiene valor. El turismo enfrenta hoy un reto global: adaptarse a las nuevas exigencias de un planeta en crisis, pero este reto encierra también una gran oportunidad para los territorios que decidan liderar el cambio, y Canarias puede y debe ser uno de ellos.