La Península Ibérica, y por tanto España, se hallan situadas en el borde sudoeste de la placa Euroasiática en su colisión con la placa Africana.
El desplazamiento tectónico entre ambos continentes es responsable de la actividad sísmica de los países mediterráneos y del norte de África y por tanto de los grandes terremotos que ocurren en zonas como Grecia o Turquía.
La parte más occidental de la conjunción entre dichas placas es la fractura denominada de Azores-Gibraltar- Tunez, que es la que afecta a España.
Los terremotos más frecuentes en España son de magnitud 5,0 o superior cada 3,5 años.
También ocurren terremotos de magnitud entre 4,0 y 4,9 al año y de magnitud entre 3,0 y 3,9 aproximadamente 10 por año.
Además, se registran terremotos de magnitud entre 2,0 y 2,9 alrededor de 60 por año.
El riesgo volcánico en España se centra principalmente en las islas Canarias, donde la actividad volcánica más reciente se ha producido en Lanzarote, Tenerife y La Palma.
La actividad volcánica en las islas Canarias es generalmente baja y se caracteriza por erupciones tranquilas, aunque pueden provocar graves perjuicios socioeconómicos.
Es importante destacar que el volcán Teide, en Tenerife, presenta un riesgo de erupción explosiva, lo que podría ser muy destructivo si ocurriera.
El vulcanismo en las islas Canarias también trae consigo riesgos indirectos, como la posibilidad del deslizamiento de grandes masas de terreno y la formación de calderas.
El origen de los volcanes Canarios se debe a la situación de un punto caliente.