El Teide es la tercera estructura volcánica más alta y voluminosa del planeta, después del Mauna loa y Mauna kea en Hawai, así como la mayor elevación de Las Islas Canarias y de toda España. Inició su formación hace 170.000 años tras el deslizamiento gigante del anterior edificio volcánico, aún mayor que el actual. Los estrato volcanes crecen al superponerse las sucesivas erupciones de lavas cada vez más viscosas. En los últimos 20.000 años, la mayoría de las erupciones han ocurrido alrededor de la base del Teide, ya que, a mayor altura, más difícil es que la lava surja desde su cúspide. El Teide, por su imponente altitud, fue considerado durante la época de expansión europea, como la montaña más alta del mundo, dado que se utilizaba como faro en la navegación por el Océano Atlántico hacia el sur, tanto por navegantes españoles, portugueses y británicos. Según las creencias de los aborígenes canarios, Guayota, el rey del mal, el demonio, vivía en el interior del Teide, y secuestró al dios Magec, y lo llevó consigo al interior del Teide. El historiador griego Heródoto hace mención en dos ocasiones al Teide, describiéndolo como una columna del cielo.