La variedad de paisajes escoceses y su cercanía entre sí es importante. 
Nunca estarás lejos de nuestras espectaculares costas, de un hermoso lago o de un arroyo, por lo que la vida acuática es una parte clave de la fauna escocesa. 
Desde el mar se elevan acantilados azotados por el viento, dunas y praderas. 
Las colinas y montañas se elevan sobre estos paisajes, y esta diversidad ofrece una gran cantidad de oportunidades para todo tipo de especies, especialmente para las aves, que utilizarán estos nichos diferentes. 
Los microclimas también juegan un papel importante en la distribución de la fauna, con laderas empinadas soleadas, cimas ventosas, praderas y barrancos húmedos, además de bosques pluviales. 
Gracias a ello, nuestra flora e insectos son diversos y especiales. 
Un día en Escocia ofrece la oportunidad de admirar una fauna muy variada. 
Podemos estar en una colina avistando ciervos rojos, águilas reales, pigargos europeos, mariposas y polillas emperador y mirar hacia el mar para ver nutrias, delfines, marsopas y, si tenemos suerte, ballenas o tiburones peregrinos. 
Los bosques, especialmente los atlánticos, están repletos de musgos, helechos y líquenes. 
Los bosques de coníferas son el hogar de ardillas rojas y martas.