La CITES protege a muchas especies marinas.
Hoy es irrefutable.
Contundentes, las cifras más recientes del tráfico ilegal de vida silvestre revelan que lejos de inhibirse, existe un crecimiento exponencial de esas actividades ilícitas, como lo evidencian las estadísticas de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES).
El Apéndice I incluye todas las especies en peligro de extinción, cuyo comercio se autoriza solamente bajo circunstancias excepcionales.
El Apéndice II incluye especies que no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible con su supervivencia y, el Apéndice III incluye especies protegidas al menos en un país, el cual ha solicitado la asistencia de otras Partes en la CITES para controlar su comercio.
La CITES protege a muchas especies marinas, entre ellas: Apéndice I.
Lobos marinos, rorcuales, ballenas, delfines y marsopas (entre ellas la vaquita marina), cachalotes, manatíes, dugongos, tortugas, esturiones, peces como la Totoaba macdonaldi, y equinodermos como el pepino de mar, además de una gran variedad de aves marinas.
Apéndice II.
Focas, ballenas de aleta y ballenas verdaderas, tiburones, tiburones ballena, rayas y mantas, peces sierra y anguilas, así como diversas aves marinas y también corales y anémonas de mar.
Apéndice III.
Tortuga marina serpentina, corales rojos, negros y rosados y anémonas de mar.