El 19 de septiembre de 2021, en la zona de Cumbre Vieja, la actividad volcánica se reactivó, provocando una erupción que se alargó durante 85 días y que batió el récord histórico de la isla como la de mayor duración.
La actividad se inició en el Parque Natural de Cumbre Vieja, en la parte sur de La Palma, que es la dorsal volcánica activa de esta isla.
Por aquel entonces aún sin un nombre oficial, el nuevo volcán de La Palma se caracterizó por su constante cambio y evolución, lo que le valió para que los científicos lo calificaran como una erupción híbrida de larga duración.
En su pico de fuerza, el cono principal llegó a elevarse casi 200 metros de altura sobre la superficie previa, aproximándose a los 1.200 metros por encima del nivel del mar, aunque este sufrió diversos cambios en su morfología debido a los varios derrumbes fruto de la actividad volcánica.
La lava también fue muy variable durante todo el proceso eruptivo.
Las coladas en bloques, de tipo ‘Aa’, avanzaban a un promedio de unos 400 metros por hora, mientras que en las zonas de tipo cordada o pahoehoe -y donde la lava es más fluida- la velocidad llegó a superar los 40 kilómetros por hora.
En la Isla se pueden apreciar dos dominios volcánicos principales.
El más antiguo está situado en el tercio norte.
Está inactivo y su forma redondeada aúna el edificio Taburiente y el arco de Cumbre Nueva.
En la zona sur encontramos la Dorsal de Cumbre Vieja, que es un dominio más moderno, aunque tiene menor tamaño y altura.
En este último ha migrado la actividad volcánica desde hace 125.000 años o, lo que es lo mismo, desde el Pleistoceno Superior hasta nuestros días, siendo uno de los puntos volcánicos más activos de todo el archipiélago canario.
Fue aquí, en la Dorsal de Cumbre Vieja, donde se registraron las siete erupciones que han acontecido en la isla en los últimos 500 años, a las que hoy debemos sumar la última que tuvo lugar en 2021 y que afectó al 10 % de la superficie de La Palma, causando daños en propiedades, negocios e infraestructuras locales.