El origen del silbo data de mucho antes de la llegada de los conquistadores hispánicos a las islas.
Fue creado por aborígenes canarios, los primeros habitantes de La Gomera, cuando todavía usaban el guanche como idioma.
Es a partir del siglo XVI cuando el silbo empieza a adaptarse al castellano hasta llegar a la actualidad.
Ampliamente usado en todo el archipiélago, la aparición de la tecnología, la emigración de los habitantes de la isla y la llegada de nuevos habitantes foráneos redujo el papel del silbo en el resto de las islas.
La Gomera, por el contrario, siempre fue el mayor estandarte del silbo: por su geografía distintiva, repleta de valles, barrancos y muros, el lenguaje fue clave para el desarrollo de la agricultura y ganadería local.
El silbo gomero ha sido considerado de interés a la hora de estudiar lenguas animales o posibles lenguas extranjeras por el Instituto SETI, debido a la capacidad de codificar de manera natural un lenguaje de un modo muy distinto al resto de los idiomas humanos comunes.
La UNESCO en 2009 lo denominó Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por el trabajo realizado por el gobierno para salvar el lenguaje y expandirlo.
En 1999 se convirtió en una asignatura obligatoria en las clases de primaria y secundaria.
La propia comunidad gomera abrió centros para enseñar el silbo gomero a los más jóvenes en asociaciones de padres y madres o clases extraescolares.
Se creó una Escuela del Silbo Gomero para alumnos que quisieran seguir los estudios post obligatorios hasta convertirse en instructores.