La siembra de plantas, en especial arbustos y árboles, es una alternativa practicada con la intención de recuperar áreas degradadas a causa del actuar antrópico o debido a fenómenos naturales. No obstante, merece la pena responder las siguientes interrogantes sobre las especies a cultivar: ¿Son nativas del sitio a recuperar. La restauración ecológica se logra al evitar la intervención humana en el área que se desea recuperar, permitiendo que con el tiempo ocurran las 4 fases básicas de sucesión natural: Charral, tacotal, bosque secundario y bosque maduro. La dinámica y avance de esta sucesión depende en mucho de las características y uso histórico del suelo, la presencia de bosques cercanos, y la influencia de organismos descomponedores/dispersores. Si se quiere entonces, se podría acelerar el proceso a través de la siembra de algunas especies pioneras como Guarumos Cecropia spp, Balsas Ochroma pyramidale, Güitites Acnistus arborescens, Damas Citharexylum donnell-smithii, entre otros, que sirvan de alimento y refugio para murciélagos y aves frugívoras dispersoras de aquellas semillas que germinarán y colonizarán el sitio. Ciertamente, los objetivos de rescatar un ecosistema pueden ser diversos, pero si tan solo se trata de recuperar la capacidad de producir servicios ecosistémicos como el flujo hídrico, la fijación de carbono, la producción de oxígeno, la conservación de la biodiversidad, el paisajismo y el turismo, es muy probable que esta opción sea más barata en comparación con la siembra de árboles. Sea mediante siembra de árboles o sucesión natural, es prioridad recuperar aquellos sitios que comprenden las áreas de protección de los ríos, lagos, lagunas y manantiales; así como aquellos espacios con pendientes superiores a 45°.